Horario de verano

«No puedes parar el tiempo… pero puedes atrasarlo una hora a las 2 a. m. del 28 de octubre cuando acaba el horario de verano y empieza el tiempo estándar». Anuncio de Estados Unidos de 2001 para recordar el cambio de hora.
En esta clepsidra antigua, un conjunto de engranajes hacen girar un cilindro que muestra la longitud de las horas apropiada para cada fecha.

El horario de verano es la hora legal que algunos Estados establecen durante el verano con la intención de ahorrar energía. Resulta de incrementar en una hora el horario usado el resto del año. Con este cambio, tanto el amanecer como el mediodía solar y el ocaso suceden a una hora (legal) más tardía. El cambio suele realizarse durante la madrugada en algún día de la primavera indicado por la administración. En otoño, el cambio se revierte y la hora legal se acerca a la hora solar.

Cuando fue planteado, el objetivo de esta medida era reducir el tiempo entre el ocaso y el momento en la que la mayoría de la población se va a dormir; suponiendo que este último se ajusta a la hora legal. Esta reducción del tiempo de actividades nocturnas debería implicar una reducción de consumo de energía destinada a iluminación. Este ahorro es posible solo en el verano de las zonas templadas, en el que los días son más largos y es posible iniciar las actividades humanas con luz diurna a pesar del cambio de hora legal.

El cambio de hora legal durante el verano fue propuesto y defendido por William Willett entre 1907 y 1914. Este se empleó ampliamente por primera vez durante la Primera Guerra Mundial, para ahorrar carbón.

Al año 2022 el cambio de horario en verano es utilizado en la mayor parte de Estados Unidos, Canadá, en la franja fronteriza norte de México, Europa (a excepción de Rusia y Bielorrusia), Chile, Paraguay, Cuba, Bahamas, Haití y algunos países de Oceanía. En el resto del mundo, la mayoría de los países no lo usan.